En estos días se está celebrando la feria del libro de Madrid que es algo más que un evento cultural para la ciudad de Madrid, e incluso está asumida como una tradición in-negociable. Mal que nos pese la imagen de Madrid está unida a dos ferias, ésta del libro y la de San Isidro, antagónicas o no tanto, según quien lo mire.
No sé si será el carácter patrio o qué, pero la mayoría de los eventos sociales en este nuestro país giran en torno a ferias y casetas, da igual que sea un maratón, las fiestas patronales o la venta de libros, siempre le sacamos el aire festivo a todo. A mí me gusta esa facilidad nuestra de hacer de todo una fiesta.
Feria del libro, breve historia.
La feria del libro se celebró por primera vez a finales del mes de Abril del año 1933, auspiciada por el gremio de libreros y las editoriales de la capital. En aquella ocasión las casetas se situaron en el Paseo de Recoletos, aunque en sucesivas ediciones ha ido variando su ubicación con mayor o menor fortuna. También cambió las fechas de celebración, el nombre del Paseo de Recoletos, la denominación de la feria, quien la organizaba, etc. Como casi siempre en este país, en esos cambios se ha encontrado la conveniencia política, pero a pesar de los movimientos entre bambalinas, la feria es y seguirá siendo de los madrileños que han paseado indiferentes a esos tejemanejes por sus casetas año tras año.
Contexto histórico.
En España en ese año 1933 ya llevaba dos años la Segunda República, Don Fernando de los Ríos era ministro de Instrucción Pública, teníamos una huelga general de estudiantes de ingenierías y arquitectura, a cuento de una ley sobre las atribuciones de los aparejadores, y estaba próxima la victoria de las coaliciones de partidos de derecha con la CEDA al frente. En Europa era nombrado canciller Adolf Hitler, en Londres en Hyde Park unas cincuenta mil personas se manifestaban contra el paro. Japón y China estaban a la gresca. En EEUU un demócrata, Franklin D. Roosevelt, gobiernay se empieza la construcción del Golden Gate en San Francisco.
Es curioso ver los acontecimientos históricos de hace menos de cien años, con esa perspectiva, solo manejando los hechos podemos llegar a la conclusión de todo lo cerrado en falso y de lo cíclico de algunos sucesos.
La edición de este año.
Pasada la mitad de la feria los libreros dicen que han aumentado sus ventas respecto del año pasado entre un 20 y un 30%, motivo más que suficiente para estar felices. Quizás este dato pase desapercibido para los datos macroeconómicos, pero yo creo que para los ciudadanos de a pie tiene dos vertientes positivas, la gente sigue invirtiendo en cultura y nuestras librerías tienen una inyección económica que lo mismo les ayuda a no cerrar, que ya es mucho en los tiempos que corren.
Yo particularmente, me siento muy orgulloso de que mi ciudad Madrid, sea reconocida por eventos culturales tan arraigados como éste. Sería ya impresionante que los que gestionan los designios de esta nuestra ciudad y su superior jerárquico administrativo potenciaran esa faceta cultural en nuestra región, por encima de los cantos de sirena y luces de casinos y tragaperras. Claro que sería elegir un modelo con resultados no tan impactantes e inmediatos como otros, ya sabemos que los regidores viven del corto plazo, que les lleva a pensar de tres años en tres años, y de los grandes titulares.
¿Habéis pasado ya por la Feria del Libro de Madrid? No lo dejéis para mañana…
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